La Fundación Cuatrogatos invitó a un grupo de destacados autores de diferentes países iberoamericanos a que nos contaran en qué libro para niños o jóvenes les gustaría vivir durante una temporada (o para siempre). Las respuestas no se hicieron esperar y, con ellas, una lista de obras literarias de distintas épocas, latitudes y estilos. ¡Muchas gracias a todos por su generosidad!
A continuación, como una celebración del 23 de abril, Día Mundial del Libro, publicamos las notas que nos enviaron Iris Rivera, Laura Escudero y Sandra Siemens, desde Argentina; Gaby Vallejo, desde Bolivia; Nilma Lacerda, desde Brasil; María José Ferrada, desde Chile; Carlos Rubio, desde Costa Rica; Nersys Felipe, desde Cuba; Jordi Sierra i Fabra, Ana Alcolea y Daniel Nesquens, desde España; María García Esperón, desde México; Georgina Lázaro, desde Puerto Rico, y Rosario Anzola, desde Venezuela.
Me gustaría vivir, por un tiempo, con Alicia en su país de maravillas. Es un libro donde descubro nuevos enigmas cada vez que lo releo. Su universo poblado de acertijos me ha subyugado desde la primera lectura. De niña, recreé mis propios personajes, los vestí, les di voz y personalidad. Alicia en el país de las maravillas tiene infinitos niveles de percepción e interpretación: para niños, para jóvenes, para adultos, para psicoanalistas y para escritores… El libro constituye un reto permanente para la imaginación y eso me ha proporcionado secretos, pistas y atmósferas para mi propia escritura. La merienda del té, compartida con la Liebre y el Sombrerero, es una constante en mis sueños y en mi realidad. La mesa vestida con tazas, galletas y teteras constituye una constante en mi vida cotidiana, con la fantasía de tener como invitados a todos los personajes del cuento. Resulta alucinante ponerlos a conversar. He compartido con niños este juego de fantasía. ¡Con resultados fabulosos! Tengo mi propia silla en esa eterna tarde de té.
Rosario Anzola (Venezuela)
Sin dudarlo, yo viviría por siempre en La vuelta al mundo en ochenta días, de Julio Verne. En ese libro encontré desde que era niña mi verdadero yo y mi vocación auténtica: escribir para viajar y viajar para escribir. Idear un reglamento, visitar tantos países o escribir tantas páginas en un determinado número de días, apostar conmigo misma y vencer o aprender de las pérdidas y frustraciones. Cruzar puentes a punto de derrumbarse y, como Phileas Fogg en la travesía final de la aventura, emplear todo lo material que esté a mi alcance para alcanzar el fin espiritual.
Yo estaría por siempre viviendo en esas páginas, mirando mapas de países lejanos, abordando barcos y trenes, a lomos de elefante, consultando el cronómetro y acariciando las manecillas del tiempo. Jugar, apostar y apostarse, para en el otro lado de la vuelta al mundo encontrar los ojos que me sueñan y quizá me esperan.
María García Esperón (México)
Mi primer libro erótico, y también de cabecera, fue Las mil y una noches. Lo leía siempre antes de acostarme. Sucede que en la España de la dictadura, la censura era brutal, pero, vaya por donde, mi versión del libro tenía unas maravillosas ilustraciones, algunas a color, en las que se veían huríes espléndidas. Eran dibujos de los años 20 o 30, pero tanto daba. Yo nunca había visto a una señora maquillada con tanto esmero, ojos enormes, labios seductores, manos de seda, largas piernas, estilizadas, reales, con solo sujetador y una falda de velos que empezaba muy por debajo del ombligo. Tampoco había visto un ombligo femenino, ni hombros al desnudo, gasas y tules, cuerpos sensuales. Lo malo era que los hombres eran todos mayores, panzudos y barbudos. Yo les envidiaba. Siempre quise ser uno de los protas de Las mil y una noches. Y aunque son relatos duros, algunos crueles, sigo pensando que me encantaría meterme en ese libro. En mi libro. Aparte del tema de las huríes, sería Simbad, naturalmente.
Ah, todavía consevo el libro. Justo ese ejemplar.
Jordi Sierra i Fabra (España)
Con gusto les respondo que no solo me iría, sino que de hecho me voy a vivir a muchos libros de los publicados para niños y jóvenes. En algunos todavía estoy viviendo o me vuelvo a mudar cada tanto. Pero claro, ustedes piden que nombre uno. Digo el primero que me aparece y así soy injusta con todos los demás. O la injusta es mi memoria que hace saltar primero ese, vaya a saber por qué. Se trata entonces no de un libro, sino de tres: La saga de los confines, de la argentina Liliana Bodoc. Es que los personajes me son tan queridos que recuerdo los nombres como si fueran mis amigos, mis vecinos, gente de la familia. Los quise y los sigo queriendo, les acompañé y les acompaño cada peripecia: los dolores, las luchas, las angustias, los heroísmos, las victorias, las derrotas, les lloro las muertes… Claro que, si lo pienso dos veces, no sé qué haría yo, personaje supernumerario, en una historia tan potente donde no hay uno que la saque barata. No sé qué haría, la verdad. ¿Al lado de cuál quisiera estar? No es fácil tampoco elegir uno, pero bueno. Tal vez acompañaría a Cucub, el “que camina con dolor, el que parece un anciano cuando calla y parece un niño cuando sonríe, el que sigue cantando contra el Odio porque aprendió, de tanto andar la tierra, que el Odio retrocede cuando los hombres cantan”. Con estas palabras cierra Liliana Bodoc esa maravillosa saga que no me canso de recomendar.
Iris Rivera (Argentina)
Porque Cecilia a los diez años viajó corto con sus padres y allende el mar se quedó, me iria a vivir con ella en Peter Pan y Wendy.
Era niña pequeña, que es ser niña de verdad. Y porque ahora es niña grande, que es ser, al mismo tiempo, no niña y niña sí, no sé cómo escribirle, y en la misma medida que lo ansío, le temo al reencuentro.
Por eso Peter Pan y Wendy. Y porque quiere ser más, mucho más que niña grande y quiere serlo ya, viviríamos allí solo un mes.
Puede que otros abuelos lo estén considerando. Por eso reservaré sin tardanza alojamiento y tres boletos: uno Habana-Miami y dos Miami-Isla del Nunca Jamás.
Y durante un mes, que será agosto, Cecilia tendrá otra vez diez años y jugará a dividirme y enroscarme el pelo, tironeándomelo, claro, y sin que me importe, en cuatro moños crespos parados como antenas y cada uno con un lazo. Saliéndose de mis brazos, con solo un trocito de su cuerpo en ellos, querrá que la meza en el sillón… María Moñitos se fue a bañar, dejó la ropa en el platanal… Y antes de dormirnos, un beso suyo; pero no uno cualquiera, sino uno con un puf cosquilloso, húmedo y dado entre mi argolla y mi hombro, que es donde el cuello se me ahonda y entibia.
Así será si Peter nos aloja cada año un mes. Que en agosto serán cuatro semanas y tres días.
Dios querrá verlo.
Solo faltaría el sí de Cecilia. Esperándolo quedo, y deseando, sin permiso de Manzanero, que nuestras semanas en Peter Pan y Wendy tengan más de siete días. Cruzo los dedos.
Nersys Felipe (Cuba)
Si pudiera vivir dentro de un libro viviría con Sapo y Sepo.
Y así, recordaría esos tiempos de la infancia en que lo más importante era el rato que pasabas junto a tus amigos. Los problemas, las pequeñas tristezas, las preocupaciones –que también acompañan a los niño– todo se detenía en ese momento. Porque íbamos a salir a jugar o simplemente a esperar, uno al lado del otro, que avanzara la tarde. Notaría que junto a Sapo y Sepo, el tiempo transcurre lento y que por eso, en cada hora caben muchas cosas: elevar un volantín, hacer galletas, contar las gotas de lluvia que hay dentro de un día de invierno.
Y al volver a casa (cuando llega el final del día los amigos deben despedirse) pensaría que la vida es algo simple y bueno. Claro que sí.
María José Ferrada (Chile)
Los libros de literatura juvenil que más leí en mi infancia fueron los de las aventuras de Los Cinco, de Enyd Blyton. Me encantaba imaginar que era otra prima u otra hermana más. Soy hija única y en aquellos años añoraba algún hermano con quien compartir juegos y aventuras. Me veía en los acantilados con ellos, en los páramos misteriosos, en los castillos, espiando a los contrabandistas. Y sobre todo, desayunado con ellos. En aquellas mesas tan bien puestas y ordenadas, con diferentes tipos de pan, mantequillas, mermeladas, cereales, y la “cerveza de jengibre”. Yo no sabía qué era el “jengibre”. En España no se conocía. Me chocaba que unos niños bebieran cerveza. No supe hasta hace pocos años, que esa cerveza no tiene alcohol, y que, por supuesto, está muy buena… Aprendí a desayunar bien gracias a mi convivencia imaginativa con aquellos muchachos que vivían junto al mar, y que jugaban e investigaban juntos. Me encantaría vivir en su casa, y con ellos una temporada. Ahora ya no podría ser uno de ellos. Pero podría ser su tía. Seguro que me aceptarían en alguna de sus aventuras…
Ana Alcolea (España)
Si hoy tuviera que elegir un libro para vivir sería Quiere a ese perro, de Sharon Creech. Me gustaría acompañar a Jack a descubrir qué lugar tiene para él la poesía. Desde la indiferencia, la dificultad, hasta el encuentro de lo propio y el amor (después de todo no se trata de otra cosa). Encarnaría las preguntas que lo ponen a buscar, los ensayos de respuestas, la necesidad de intimidad, la emoción del cuerpo. Y adoraría a la señorita Stretchberry con su modo delicado de invitar y dejar a cada uno hacer su camino.
También porque es la puerta de entrada a otros poetas y sus poesías.
Pero sobre todo elegiría este libro porque me pone en una relación intensa con mi humanidad, porque yo no soy tan diferente a Jack. Y porque quiero a este libro como un niño quiere a su perro.
Laura Escudero (Argentina)
Vuelvo a mi obra de la infancia, Las niñas modelo, de la condesa de Ségur, donde me encantaba una vida femenina y campesina, las mamás viviendo solas con sus hijas, porque sus maridos estaban en la guerra. Si, en principio, sería la vida en la naturaleza, bucólica y armoniosa como se mostraba, el gran atractivo para mi residencia en las líneas de esa narrativa, en verdad me doy cuenta de que me gustaba vivir ahí por el misterio exhalado, la vida que todavía no se comprendía bien (las muchas preguntas sin respuestas claras), el valor de la literatura que se anunciaba y me tragaba, ahí, donde yo volvería hoy a vivir por el tiempo preciso.
Nilma Lacerda (Brasil)
Cuando el mundo era joven todavía, de Jürg Schubiger. Ya de entrada el título es potente. Un mundo joven, con personas jóvenes, con un futuro joven todavía por idear, por hacer. Con la posibilidad de decir: “No, eso no se va hacer así. Lo haremos de otra manera menos lesiva”.
Pero no solo es el título lo que gusta del libro, que para más colmo está escrito por un señor de origen suizo, que ya se sabe cómo son estos centroeuropeos. Me encanta el contenido. Una variedad de sabores y colores tenues y elegantes. Historias en las que conmoverte, en las que sonreír, en las que pasear mirando a todos los lados. Una prosa precisa, pequeños cuentos surrealistas salpicados con diálogos ágiles. Historias que no buscan lo sublime. Si acaso rastrear en la naturaleza humana simplificada.
Una invitación poética a buscar lo esencial. Se trata de la vida y del material de alrededor, querido lector. Un verdadero placer leer este libro lleno de luz. Y por si fuese poco el material escrito: las estupendas ilustraciones de Rotraut Susanne Berner tan acordes con el texto. Maravillosas.
Cuando el mundo era joven todavía: un libro en el que me quedaría a vivir una larga temporada, por lo menos hasta que el mundo empezase a marchitarse.
Y como prueba: “Una noche cayó una estrella en el tejado de una casa. Se quedo tumbada en el rellano…”.
Daniel Nesquens (España)
En el bosque de los cuentos de Perrault me gustaría vivir. En algún recodo me encontraría con Caperucita Roja y miraríamos, entre las ramas del asombro, deslizarse sin reparos y astucia al lobo. Sabría que, en lo alto de la colina, está el castillo de la Durmiente. Ingresaría al palacio y encontraría que también duermen el fuego, los chorros de las fuentes y los sirvientes y tejería alguna historia con las palabras que se desprenden del murmullo de ese sueño. Vería pasar por el camino a una carroza, cuidada por lacayos con ojos de lagartija que resguarda a una niña que no quiso vivir más entre cenizas. Observaría pasar a la princesa cubierta por la grisácea piel del burro y sabría que en la casa del profundo bosque humea la choza del ogro. El grandulón busca sus botas de siete leguas y sabe que nunca se las devolverá un niño tan pequeño, tan chico que puede dormir dentro de un dedal. Se lo conté a la joven que botaba perlas y rosas por la boca. Y la que expulsa sapos y culebras de sus labios pronto lo sabrá. En el bosque de los cuentos de Perrault me gustaría habitar.
Carlos Rubio (Costa Rica)
¡¡Uf!! Creo que me gustaría ser gitana y todos los meses armar mi carpa en un libro diferente para poder mirar distintos cielos cada vez. Pero puesta a elegir voy a dividir mi año entre dos libros. A la sombra de una inmensa cuchara, de Graciela Montes, e Historias a Fernández, de Ema Wolf.
Me gustaría vivir en ese mundo que Belisario Antúnez describe frente su auditorio. Un mundo donde la humanidad se ha ido empequeñeciendo tanto que la cuchara que sus antepasados podían sostener entre sus dedos sin problema, ahora se ha transformado en un monumento.
En mi elección voy a dejar de lado tal vez lo más sustancioso de esta novela. Sus metáforas políticas, como la mención del Gran Eclipse o la desaparición de los treinta y nueve niños que jamás fueron encontrados desde el día de la Gran Tormenta cuando jugaban en la Rosa Mosqueta, donde claramente Montes hace alusión a la parte más oscura de la historia argentina. O a las profundidades filosóficas, como el Alegato Final, donde Belisario le propone a su auditorio que crezca. “O al menos que dejemos de achicarnos, que remontemos poco a poco el tamaño, que nos alejemos lo más posible de la nada”, etc.
Me gustaría vivir en esta novela solo por la poética que flota en el aire. Una poética que me invita a mirar con una mirada nueva, casi adánica, un mundo antiguo. Una poética que se ve obligada a inventar una nueva geografía como el Valle de la Mesa Tendida o la Cordillera del Plato.
Me gustaría vivir en esa novela para ejercitar esa mirada. Y navegar en el mar de la Gota y saber cómo son las siestas que se duermen debajo de un trébol.
De ahí me iría a vivir la otra mitad del año a Historias a Fernández. Y me gustaría ser Fernández, ese gato que tenía la habilidad de dormir sobre un alambre, hasta que la perdió, se cayó y se rompió la cabeza. Me gustaría mucho ser ese gato con la cabeza vendada, al que le indicaron no dormir hasta que se le vuelvan a acomodar los huesitos y las ideas. ¿Qué mejor que contarle una historia para mantenerlo despierto?, piensa la protagonista.
Así es como Fernández, igual que el rey Sharair, consigue una Sherezada que lo pasea por infinitos cielos, sin necesidad de mudar la carpa de lugar.
Sandra Siemens (Argentina)
Me gustaría vivir por un tiempo dentro del libro para niños Peter Pan y Wendy, porque me encantaría volar, romper las leyes de gravedad, de tiempo, de espacio. Conocer al Capitán Garfio, a los niños perdidos, a Campanita y sobre todo, a Peter Pan. Me pondría a conversar con ellos, a contarles sobre las películas y versiones de sus aventuras que se han editado y a filmar con ellos, una nueva aventura.
Gaby Vallejo (Bolivia)
No recuerdo su título ni quién lo publicó, pero aún evoco su olor, sus colores y muchas de sus palabras. Me lo regaló mi abuelo cuando aprendí a leer y ese gesto me hizo sentir muy importante. Era un libro de nanas, rondas y poesías infantiles. Ese es el libro donde me gustaría irme a vivir para pasearme por sus páginas saludando a aquellos amigos: dos lagartos que lloraban porque perdieron su anillo, un gato que se cayó del tejado cuando supo que lo iban a casar con una gatita rubia, una luna caretona y enojada, una niña llamada Natacha que no acababa de dormirse, una princesa que sin pedir permiso se fue de paseo al cielo en busca de una estrella… Aquel libro estaba lleno voces parecidas a las que me habían cantado y contado antes, de palabras que producían música y ritmo, que decían mucho con poco, que me emocionaron, me llegaron al corazón y me mostraron la magia de la poesía. Podría irme a vivir a ese libro cuyo título no recuerdo; el que me invitó a buscar otro y otro y otro. El que todavía vive en mí.
Georgina Lázaro (Puerto Rico)
Excelentes comentarios el generar ambientes de lectura en las aulas es propiciar un aprendizaje dialógico, fundamental en la primera infancia, leamos seamos buenos lectores
A mi en especial me gustaría vivir en el libro de Alicia en el país de las maravillas , ya que está lleno de fantasía, buenos amigos, retos, lugares hermosos llenos de naturaleza .
A mi me gustaría vivir en Peter pan y Wendy, porque es un mundo donde no se deja de ser niños, no hay preocupaciones solo es juego, diversión.
Me gustaría vivir en el libro de “Sapo y Sepo” porque me recuerda mucho mi infancia en la cual no existían problemas, preocupaciones, eran momentos de juego, diversión, fantasía, compartir momentos juego con mis amigas y olvidarse de todo como Sapo y Sepo.
hermosas literaturas ya que nos dejan un mensaje para cualquier tipo de edades excelente como nos hacen viajar en el tiempo igual
A me gustaría vivir el libro de Alicia en el país de las maravillas, porque es una historia llena de imaginación, donde en un ambiente real , los personajes son el vivo ejemplo de ciertas conductas de las personas.
Viviría en la vuelta al mundo en 80 días de Julio Verne, por el simple hecho de la travesía de viajar alrededor del mundo.
A mi me encantaría vivir en un libro llamado soy un gato, ya que cuenta a detalle como son las casas y calles en Japón, todo relatado a través de la mirada de un gato doméstico siempre me da mucha calma imaginar los paisaje que describe.
A mi me gustaria vivir en el de soy un gato porque relata muchas cosas bonitas y sobre todo observan las calles lugares boniatos y cuenta las cosas mas adetalle y a fondo me sono interesante
Me gustaría vivir en Las mil y una noche porque ahí todo es posible, ser niña por siempre crear al amor de mi vida en su infancia y ambos encontrarnos con nuestros dos hijos, quedarnos ahí siempre, jugar mucho los cuatro, abrazarnos, hacer viajes juntos en grandes barcos, conocer a Aladino y su lampara maravillosa y no separarnos jamás.
si pudiera vivir en un libro seria en uno infantil por que trasmiten cosas buenas y despiertan la imaginacion y fantacia de las personas te trasmiten a tu infancia y a los niños pequeños los hacen despertar su imaginacion y creatividad .
Las mil y una noche es un fantástico libro que cautiva e hipnotiza.
Me gustaría vivir en el libro La vuelta al mundo en 80 días, ya que me parece un libro en donde la incertidumbre, donde aun con los obstáculos, es una historia llena de aventuras y adrenalina.
la lectura siempre ofrece un crecimiento cognitivo y espiritual, desarrolla creatividad y te abre horizontes en tu vida
Me gustaria vivir en el cuento de Petter pan ya que dentro de mi hay una niña a la cual no quiere seguir creciendo ya que le gusta mucho la magia y la fantacia.
Es una de las preguntas mas difíciles que me han hecho, no porque conozca en realidad muchos libros, sino porque algunos de los que conozco y he leído ya me han hecho sentir estar ahí. Pensé en los libros de viajeros, de paises raros: Viernes, Alicia en el pais de las maravillas, el Decameron, las mil y una noches, los viajes de Julio Verne, incluso la misma biblia. Pensé en los libros de poesía y en los que tienen pocas o ninguna letra. No sé, aun así cada vez que leo un libro me fascina pensar que estoy dentro.
Es increíble como las lecturas suelen presentarnos temas que a mi parecer son interesantes, y la importancia que tiene en nuestra vida cotidiana, ya que nos facilita la parte de la comunicación, que es de relevancia .
“El leer” te cambia el mundo, lleva al lector a imaginar, conocer lugares, paisajes, trasportaste en el tiempo, en las historias y anécdotas que cambiaran tu visión de la realidad y la ficción.
PARA MI ES UN GUSTO FOMENTAR EL HÁBITO A LA LECTURA A MIS ALUMNOS Y ENCONTAR LIBROS QUE ME APOYEN Y DEN IDEAS A MI QUEHACER DOCENTE.
Uno de los libros que ha marcado mi vida sin duda alguna es El Caballero de la Armadura Oxidada, ya que en ocasiones nos encerramos en nuestro mundo sin dejar llegar lo que esta a tu alrededor para disfrutarlo
Paula libro de Isabel Allende . Este lo es especialmente porque se trata del más conmovedor, cuando se encontraba en España su hija Paula entró en estado de coma. Junto al lecho de Paula, mientras seguía con angustia la evolución de su enfermedad, Isabel Allende comenzó a redactar en un cuaderno la historia de su familia y de sí misma con el propósito de regalársela a su hija una vez superara el dramático trance.
Isabel Allende ejerce aquí su prodigioso talento narrativo para recuperar y asumir sus propias vivencias como mujer y como escritora, así como las de su familia y las de la historia reciente de su país.
Autorretrato de insólita emotividad al tiempo que exquisita recreación de la sensibilidad de las mujeres de nuestra época,
son muy buenos todos los libros, pero en mi punto de vista alicia en el pais de las maravillas es muy bueno, amo la lectura
Es una extraordinaria pregunta, jamas la habría formulado.
pero seria en el cuento Petter Pan en el país de las maravillas, creo que todos tenemos ese niño interno que adora la magia, la fantasía y ese deseo de un adulto volver a la niñez.
Coincido con Jordi Sierra de España, “El libro de las mil noches y una noche” me fascinan las narraciones literarias, sobre todo el recorrido de la cultura islámica, así como hechos insólitos y que se les devuelven los designios que tienen preparados para otras personas principalmente causándoles daño. Y la magnifica artimaña que utiliza la mujer para que su esposo no la mate, contar historias cada noche….
Leer un libro infantil, nos sumerge a un mundo de imaginación, pero a la vez nos deja un aprendizaje.
Cada libro tiene lo propio y yo definitivamente escogería vivir en 20, 000 leguas de viaje submarino de Julio Verne y recorrer el mundo bajo la superficie del mar y ver sus riquezas ver sus maravillas y disfrutar de sus productos toda una vida de aventura.
Hay mucha variedad de literatura que debemos explorar con los niños no debemos limitarnos solo en las clásicas ya que esto enriquece nuestro panorama de la vida.
sin duda un libro que marco mi vida fue LA ILIADA Y LA ODISEA..Y COMO MI PADRE NOS LLEVABA MUCHO DE VIAJE, ESO ME AYUDO A SER VIAJERA, RESILENTE, CAMBIANTE, FLEXIBLE,…HOY DIA LEO BASTANTE Y HAY MUCHOS LIBROS DE LOS CUALES QUISIERA HABLARLES, PERO TAMBIEN NECESITARIA MAS ESPACIO Y TIEMPO….TAMBIEN QUISIERA CONTARLES DE PELICULAS QUE FUERON TOMADAS DE LIBROS QUE FUERON BEST SELLERS, Y QUE SON JOYAS DE LA CINEMATOGRAFIA; BEN HUR, HERCULES, LOS DIEZ MANDAMIENTOS, DONDE LAS AGUILAS SE ATREVEN, NO POR RELIGION, SINO POR SU CONTENIDO…. Y BUENO LIBROS INFANTILES, CASI TODOS….
Hay una gran variedad de libros que han marcado mi vida pero yo sería feliz vivir en el libro de la vuelta al mundo en 80 días ese libro provoca volar mi imaginación al 1000.
Son muchos los libros que han marcado mi vida, pero sin lugar a dudas son: Mujercitas, El viejo y el mar, El principito, Don Quijote de la mancha, La metamorfosis; los que marcaron una pauta importante.
En el libro en el que me gustaría vivir es en “El pájaro del alma” de Mijal Snunit. Es un libro que al leerlo nos platica de manera sencilla, y nos lleva a entender como es que los sentimientos y emociones viven dentro de ti, pero te recuerda que tu puedes decidir cual cajón abrir para responder… me encanta y creo que seria maravilloso vivir en él.
Me gustaría estar en el libro “Charly y la fábrica de chocolates”, me parece un cuento muy divertido e interesante, porque esta lleno de aventuras e imaginación
alicia en el país de las maravillas siento que trasportaría a lugares de fantasía y diversión
si tuviera que elegir un libro en donde me gustaría vivir, sin dudarlo es en el de vuelta al mundo en 80 días. es uno de mis favoritos al ver la travesía que se realiza y por que independientemente de ello en lo personal me encanta viajar y conocer lugares, tradiciones, costumbres etc.
la literatura infantil es algo maravilloso donde tu imaginación vuela un lugar de fantasía donde todos quisiéramos vivir en el cuento que me gustaría vivir peter paan
UN LIBRO QUE ME GUSTARIA VIVIR EN CARNE PROPIA ES LA VUELTA AL MUNDO EN 80 DIAS PARA TENER LA ESPERIENCIA DE CONOCER OTRAS CULTURAS
EL LIBRO EN QUE ME GUSTARIA VIVIR PODRIA SER PETER PAN YA QUE CON LA MAGIA QUE ME COMPARTEN LOS NIÑOS SIEMPRE SIENTO A LA INFANCIA DE MI LADO
Escuchar lo que un escritor siente y percatarme que ese sentir se comparte,ya que es vivido con nuestra imaginacion,disfrutar y releer lo que nos dio un gusto,compartir con empatia ,es grato ver como un libro nos deja parte de alguien con esa habilidad de comunicar sus ideas de manera divertida ,brillante como deliciosa brisa en la mente.
Existe muchos libros infantilles que me han gustado,pero Julio Verne,es un libro que te hace vivir experiencias y aventuras tan impactantes,que si me gustaria haber pasado” Dos años de vacaciones”.
A mi punto de vista todos los autores tienen su intención y realmente no me había detenido a pensar en las lecturas de cuando era niña pero a mi en lo particular me gusta mucho el de Alicia en el país de las maravillas es un libro extraordinario y sobre todo es una muy buena historia para imaginar, también es una historia donde nos enseña el amor a todos los seres vivos que hoy en nuestros tiempos hace mucha falta ay que constantemente se ve el maltrato a los animales.
hola buenas noches …
A mi me gustaría vivir en un cuento lleno de fantasía y colorido.
Porque los cuentos de este tipo siempre tienen un final feliz.
me encantan los cuentos de princesas y a pesar de mi edad aun sigo soñando.
Pero también me gustan las de terror pero en esos no quiero vivir….
Definitivamente si me veo en el escenario de un libro, es en “Ningún lugar está lejos” de Richard Bach. Me trae recuerdos maravillosos del vínculo tan especial con mi madre, de cómo me ayudó a sentirme un ave y querer visitar a “La pequeña Rae”. Me queda claro que el amor por la lectura se trasmite de esa forma. Cuando a mí, adulto lector, me apasiona y me envuelve un libro hay buenas posibilidades de inspirar a otros y si ese “aprendizaje” está sellado con el afecto, seguramente tendremos éxito en ello.
Todos los libro fueron muy interesantes para mí, desde mi infancia. Cuando uno es pequeño se transporta en cada una de las historia que uno lee. E incluso hasta de adulto cuando leemos alguna historia empezamos a imaginarnos los personajes como lo va describiendo el libro. Considero que uno nunca deja de ser niño, a mí me encanta los cuentos infantiles y me gusta inventar. Me transporto con el libro de la Vuelta al mundo en 80 días.
Coincido con Inés los libros son aventuras para desarrollar la imaginación ya que el hombre esta hecho de sueños, y en los niños más cuando fomentas el habito de la lectura al leer un cuento y cuestionarlos de que pasara, por que lo hace, etc.
Leer es un enriquecimiento extraordinario en donde se reflexionan muchas experiencias en la vida, mi libro favorito “EL PRINCIPITO” aunque su narrativa emplea esta novela corta considera como un libro infantil por la forma en la que esta escrito pero en realialidad se tratan temas profundos como sentidos de la vida, la soledad, la amistad, el amor y la perdida.
Me gustaría haber presenciado la historia de LA TIERRA DE ARENA habla de el inicio de la tierra y la manera en que lo cuenta, se me hace una manera hermosa de creer que así fue el inicio de la tierra
Siempre he dicho que el leer un libro infantil (cuento) es como volver a nuestra infancia,recordar aquellos ayeres en los que inventamos nuestros personajes o nuestras propias historias, y que de alguna manera nos relacionamos con algún personaje, me es grato leer cada aportación de estos autores,en los que mencionan la importancia de la lectura, cosa que de alguna manera se ha venido perdiendo.
me gustaria estar en la historia bridgrt jone ya que fue una historia que me hizo reflexionar y ver la vida de otra manera esa historia nunca la voy a olvidar..
Definitivamente el solo soñar con vivir en un libro me dejo una sensación diferente al remontarme a los libros que me han dejado huella y pues mas que en uno solo seria divertido e interesante hacer un nuevo cuento con todas esas historias con intercesiones sorpresas las cuales me hagan dejar volar la imaginación.
leer un libro infantil, nos hace volar a un mundo lleno de fantasías y nos hace soñar he imaginar un mundo maravilloso
No me había detenido a pensar en esa extraordinario pregunta,realmente recuerdo muchos libros que me leían de pequeña y no podría decidir en cual vivir , definitivamente me han hecho recordar momentos innolvidables en los que la imaginación te llevaba al momento justo de la historia y era difícil querer irte.creo que compartir ese sentimiento lo podemos hacer con tan solo compartir libros y permitir que los demás viajen al mismo lugar al que algún día fuimos por medio de un libro.
Gracias por tu comentario, Ariana.
Los comentarios de cada uno de los escritores referente el cuento, me parece extraordinario e inspirador, lo que me incita apasionarme mas a la lectura, dejándome envolver por la recreación de un nuevo mundo.
Qué bonito leer los comentarios de autores queridos, sorprende su elección, hasta parece que los conocemos un poquito más.
Algunos de estos recuerdo no me son ajenos. Es fantástico cuando uno logró plasmar en su memoria las imágenes, las fantasías, los colores, los aromas de las páginas de los libros que en algún momento llenaron nuestra existencia.
Me ha encantado este ejercicio de memoria, de recordar entre tantos libros infantiles disfrutados, amados, compartidos, en cuál me gustaría vivir. Al instante me vinieron dos: uno que me encanta y he leído con los niños y niñas en mis talleres y en la escuela, y otro que leo sola una y otra vez y no paro de reír y luego… una sonrisa porque me conmueve tanta belleza. Ahora me la paso imaginando en qué libro me gustaría vivir y cada día se suman nuevos a mi lista. Ello, por supuesto, me hace muy feliz!
Coincido con Iris Rivera, porque la Saga de los Confines fueron las últimas novelas que leí con pasión. Altamente recomendable, no sólo para los adolescentes, si no también para los adultos.
Muy interesantes todas las reflexiones,Cada escritor tiene sus recuerdos de Infancia y cada lector y Narrador Oral tambien
Hay libros que llevamos siempre con nosotros en nuestra textoteca y a ellos podemos recurrir cuando queremos.
Esa es la maravilla de la lectura y si la pudimos disfrutar desde la niñez mas aun.