María Fernanda Maquieira es una respetada figura dentro de la edición de libros para niños y jóvenes en Argentina, con una meritoria trayectoria al frente del sello Alfaguara. Ahora ha pasado a ser conocida, además, como autora de ficciones.
La primera en recomendarnos la lectura de Rompecabezas (obra publicada en Buenos Aires por Alfaguara Infantil y Juvenil) fue la escritora colombiana Yolanda Reyes. Después que la novela llegó a nuestras manos, pudimos comprobar que, en efecto, se trata de una obra sobresaliente. Sus valores artísticos y su voluntad de dejar testimonio de importantes acontecimientos del pasado reciente argentino hicieron que el jurado del Premio Fundación Cuatrogatos 2015 destacara Rompecabezas como uno de los libros ganadores del año.
En esta entrevista, María Fernanda Maquieira habla de los cómos y los porqués de este, su primer libro como autora.
Para muchos fue una sorpresa cuando, después de una larga trayectoria como editora de libros para niños y jóvenes, diste a conocer una novela de tu autoría: Rompecabezas. ¿Qué te decidió a dar ese paso?
Fue una decisión bastante difícil y muy pensada.
Escribo desde que tengo memoria, siempre lo hice: cuando era pequeña, en la escuela primaria, redactaba composiciones y obras de teatro para los actos escolares; en la secundaria, los textos típicos de la adolescencia (diarios, poemas, cuentos); luego en la universidad escribía todo tipo de géneros, pero a escondidas y con los reparos que te van dando las lecturas más académicas. Finalmente, seguí escribiendo a la par de mi formación y mi labor como editora. Pero siempre eran expresiones que formaban parte de un mundo privado al que pocos accedían (familia, amigos). Hasta que empezó a gestarse la idea de la novela, cuya escritura y corrección me llevó cinco años. Cuando la terminé y la leyeron un par de personas de confianza, pero que pertenecen al mundo editorial, ellas me animaron, primero a decirlo y a darla a leer a otros; luego, a dar el paso para publicarla. Sin el estímulo de esas personas, seguramente todavía estaría guardada en mis cajones secretos, o la seguiría corrigiendo, tal vez. El hecho de ser editora te da una mirada muy crítica sobre los textos, siempre estás buscando el error!
¿Cómo nació Rompecabezas?
Nació a partir de dos cuestiones que cruzaron mi infancia/adolescencia y la de mi generación en Argentina: la dictadura militar de los años setenta y la guerra de Malvinas. Fueron dos hechos históricos que marcaron a fuego el país y dejaron huellas muy fuertes en la vida cotidiana. Entonces quise contar la historia de una niña de esa época, que sucediera en ese marco como un escenario.
¿Qué te propusiste al escribir este libro?
Los propósitos de la escritura son muy íntimos y a veces muy alejados de lo que puede imaginar el público lector. Yo escribí esta novela por puro deseo y como un sortilegio contra la muerte.
¿Cuánto hay de autobiográfico en Rompecabezas?
Como te dije, la época corresponde a mi infancia/adolescencia, por lo tanto hay muchísimas referencias a mi propia vida: el tipo de escuela, las modas del momento, los juegos infantiles, los diferentes tipos de familia, etc. Aunque la historia de Mora no tiene nada que ver con la mía, sí podría ser algo verosímil en esos años. Y también hay frases, voces, dichos y entredichos que son de los chicos que tengo más cerca: mi hija, hijos de amigos, sobrinos…
¿Qué importancia confieres al rescate de la memoria histórica en la ficción para niños y jóvenes?
Me interesa mucho, por un lado, ver cómo los hechos históricos condicionan la vida cotidiana, y en particular me atraen las ficciones que transcurren en los setenta/ochenta porque creo que nos ayudan a entender mejor lo que nos pasa y a no olvidar. Por otra parte, me gusta pensar la voz narrativa desde el punto de vista de los chicos. Me encantan las novelas que exploran el “yo” infantil, como por ejemplo La casa de los conejos, de Laura Alcoba; Una muchacha muy bella, de Julián López, o El mar y la serpiente, de Paula Bombara.
¿Qué comentarios has recibido de los lectores jóvenes sobre esta novela?
Es muy gratificante recibir comentarios y devoluciones de los lectores. Me encanta ir a los colegios a charlar con los chicos. Y me he emocionado mucho con los trabajos que hacen a partir de la lectura, es increíble la creatividad de algunos profesores. Yo respeto mucho el trabajo en el aula; fui profesora en escuelas por más de diez años y sé lo que es estar al frente de un curso en el día a día. Aunque en la novela los maestros son terroríficos, ¿no?
¿En qué medida tu oficio de editora se manifiesta en el trabajo de escribir ficciones?
Un editor cuando lee un manuscrito tiene la mirada formada para transformar un texto en libro. De modo que al escribir surgen cuestiones intrínsecas a la edición: hay un mayor cuidado de los detalles, un foco puesto en el uso de cada palabra, cuestiones gramaticales, construcción de paratextos, imágenes, etc. No sé si todos los escritores piensan en todos estos temas al tiempo que escriben.
Y por otra parte, en mi caso, como la jornada laboral en la editorial es muy larga, tengo relativamente poco tiempo para dedicarle a la escritura, de modo que cada proyecto es a paso de tortuga: lento y tranquilo, sin apuro por publicar, sin las presiones de un autor consagrado.
¿Qué estás escribiendo ahora?
Estoy empezando una nueva novela, en un año ya escribí el primer capítulo. Como ves, me tomo todo el tiempo del mundo…