La abuelita en el manzano

La abuelita en el manzano. Mira Lobe

Me gusta pensar en la imaginación como en un vehículo, una especie de transportador que te permite llegar a cualquier lugar. Cuando decidimos montarnos en ese artefacto sabemos que podemos viajar a la luna, visitar la India o simplemente vislumbrar el mundo con otros ojos mientras pasamos la tarde sentados sobre un manzano.

Son infinitas las posibilidades, como infinitos son los juegos que se producen gracias a ese poderoso motor que podemos encender nosotros mismos cada vez que queramos. A veces no solo sirve para visitar lugares, sino también para encontrar compañía. Porque, ¿quién dice que un niño sin abuelitas no pueda inventarse una y vivir con ella toda clase de aventuras fantásticas? 

La abuelita en el manzano es un libro escrito por la autora austríaca Mira Lobe (Silesia, 1913 - Viena, 1995). Fue publicado por primera vez en 1965 por la editorial vienesa Jungbrunnen Verlag, y traducido al español, cuatro años después, en  Barcelona, por Editorial Juventud. Pero no es cualquier libro. No en vano las editoriales lo han mantenido vigente en sus catálogos por más de medio siglo, siempre con las ilustraciones de la artista austríaca Suzi Weigel. Es un libro que trae consigo un ticket especial, un boleto para entrar a esa feria de la imaginación que te permite soñar un mundo distinto acompañado de una abuela con habilidades extraordinarias que alcanza casi la magia.

¿Pero no son así todas las abuelitas, las reales y las imaginarias? Un poco mágicas. 

Sí que lo son. Porque en la cotidianidad también hay magia. En el remiendo de una media rota, en la tarta de ciruelas horneada en agradecimiento, en las flores que se siembran por el puro placer que da mirar un jardín lleno de colores. Ahí también existe la magia. Y esa puede venir de cualquier persona. Es bonito ver cómo los niños y niñas se dejan sorprender, sin prejuicios, ante el cariño que puede ofrecer una nueva vecina llena de bondad y cosas sencillas para compartir. 
Leonardo Van Schermbeek