Poemas de María José Ferrada

Marí­a José Ferrada
III

Busca al monstruo que vive debajo de tu cama
y dile que te hable de la oscuridad.

El mío dijo que era un trozo de la noche
un rectángulo
que los monstruos llevan en su morral.

Fue nuestra primera y única conversación.

Desde entonces me asomo de vez en cuando 
a mirar.

Y lo veo
sujetando con sus manitos de monstruo 
su pedazo de cielo negro

confiado

como si la oscuridad brillara
como si la oscuridad fuera una lámpara.



IV

Mira con atención el horizonte
para que no que te pierdas  el momento
en que una de las montañas 
—esas que se ven desde tu ventana—  
se despierta.

Sucede cada cien años 
o doscientos. 

Una montaña sacude su traje 

nieve
árboles 
pájaros

y camina.

No creas que se trata de un gigante.

Las personas inventan cosas
los gigantes no existen
tú mantente atento
y pide al cielo
que te de un poco de suerte.

La suficiente para ser
uno de esos afortunados
que un día cualquiera, mirando por la ventana
ven cómo una montaña 
despierta de su siesta 

y se levanta. 



VII

Lo vi desde mi ventana

(luz de febrero
o marzo)

un banco de peces atravesó el cielo
volando.

El espacio que une el cielo y el mar

hicieron un agujero
y lo cruzaron.

No eran pájaros de plata
no eran trozos de la luna,

Te lo prometo, eran peces.



XII

Ahora miremos el cielo
hablemos del día en que antes de ser tú
fuiste nube


y tu pasatiempo era atravesar el cielo

volverte

dragón 
oveja
elefante

todos los animales 
sobre el fondo celeste.

No, no me digas que no te acuerdas.

Si desde ese día
busco y busco 
en mis recuerdos
uno tan liviano como ese.

El día en que también yo 

fui nube
viento
sol

el color anaranjado de los días.


(Poemas de Cuando fuiste nube, Fondo de Cultura Económica, México, 2019).