El abismo

El abismo. Neal Shusterman

Los libros que menos leo son los libros de terror, o de misterio. Si alguien me recomienda alguno, mucho antes de empezar ya siento un terror absurdo y una corriente de frí­o en el estómago. La razón es que en verdad, se corre un gran riesgo al escribir algo así­. Hay una lí­nea muy fina que separa este tipo de literatura de la literatura comercial o best seller. Aunque hay libros de grandes ventas que son impresionantes.

El abismo, de Neal Shusterman, ganador del National Book Award de Estados Unidos en la categorí­a de literatura juvenil, en el año 2015, es la prueba de que -las apariencias engañan . Con una presentación azul marino oscuro y una tipografí­a plateada, a simple vista atractiva, la Editorial Anaya pone en su portada: -Una novela poderosa, aterradora y conmovedora, que nos sumerge en el oscuro océano de la mente.  Pero de hecho, es así­. Y no solo de la mente, sino de las sensaciones.

Caden Bosh es uno de esos niños -diferentes  que tanto atraen, aunque ser diferente es la primera batalla que deberá ganar. Para nosotros será genial, para sus compañeros de clase no, y a nadie le gusta ser rechazado.

¿Qué es verdad, y qué no lo es? He aquí­ uno de los principios filósoficos más preocupantes de la humanidad, y que preocupa también a Caden Bosh, nuestro protagonista, y a mí­, que empiezo a leer y que empieza a interesarme.

La respuesta, al final, es solo mí­a, y de cada lector. Solo puedo asegurarles que hay un barco y una casa, agua y tierra, profundidad. Olví­dense del abismo y lean sin contención. La verdad existe, y no siempre es singular.

Agrego que El abismo, no por ser para jóvenes, y grueso, deja de tener ilustraciones (dibujadas por Brendan Shusterman, hijo del autor), surrealistas, cadenciosas, como la mismí­sima marea alta en un dí­a de viento y precipicios.
Legna Rodrí­guez Iglesias